Mi colección de estrellas.

Hubo una creación de grandes expectativas a lo que yo pronunciaba mi vida, ya escrita. Ya tenía en las manos esa parte grandiosa de decir que todo sería como en los sueños y construiría grandes historias o momentos a su lado. Hubo un tiempo en que pensé que el corazón era tonto e ingenuo débil en todos sus sentidos, quede sorprendido  al darme cuenta que la oscuridad fue un gran alivio, cuando creí lo contrario. 



A pesar de las muchas tonterías que me hice a mí mismo entendí que la gran variedad de lagrimas fueron con un motivo, tuvieron su historia y se encapsularon en aquellos instantes donde vi nacer los rencores. 


Conocí la ilusión la tuve en mis manos hasta creer que todo había cambiado que por fin había conseguido sentir lo bueno... Pero llegue a la triste conclusión que no existen dos con la misma razón de ser. En los dos mundos ajenos uno lejos y otro cercano entendí que de los dos no conseguí nada bueno, sólo me vi en la necedad de conservar la calma y seguir derramando pedazos de mi ser y de mi alma.


Desgaste la confianza hasta verla destruida y me culparé siempre para no ser como el mismo de antes, extrañar me enseña que después de todo no fue tan malo, que sólo soy un botón que daba efectos grandiosos pero difíciles de entender y comprender. Sólo soy ese botón que pinta sonrisas pero a la vez pinto malos ratos, un botón que quedará suspendido por un tiempo y ajeno a las necesidades de quien no sepa valorarlo. Quedaré aquí hasta entender por que me humillo tanto a cambio de un abrazo o una visita.